La historia de este legendario modelo es tan densa y completa como la de Ford España, a la que invariablemente está íntimamente ligado. De su acertado diseño y calidad de construcción dan buena fe las cantidades de unidades de sus primeras versiones de los años 70 (mk I) que aún están por nuestras carreteras. Fue uno de los primeros vehículos cuyos motores, desde sus inicios, admitían ya gasolinasin plomo, de ahí que a día de hoy aún continuen funcionando las primeras unidades de principios de los años 70 sin necesidad de usar ninguna clase de aditivo. Tal como el motor del Renault 4, el motor del Ford Fiesta MK I trabajaba a un ritmo “descomprimido” (aunque había versiones de baja y alta compresión: el motor de código TKA de 1:8.3, y el motor de código TLA 1:9,1, ambos en el 1.0 litros), por lo que era (y es) muy difícil que llegara a sobrecalentarse o a sufrir daños severos, ya que podía exigírsele el máximo sin que se vieran afectados órganos importantes.
Dicha fortaleza mecánica siguió presente en los modelos siguientes. En la década de los 80, cuando surgió la moda de incorporar la distribución por correa a todos los motores, el Fiesta era de los pocos que mantenía aún la distribución por una robusta cadena, sin mantenimiento necesario, en la mayoría de sus motores. Esos años presenciaron también la aparición de un monstruo: el impresionante motor diesel de 1.6 cc. Un motor que llevaría también el Escort y Orion. Y es que Ford Europa, cansada de la colaboración con Peugeot que le abastecía de los motores diesel para su Sierra (otros motores buenísimos, provenientes del Peugeot 504), decidió aprovechar su experiencia y construir un motor diesel de baja cilindrada que aguantara el paso del tiempo. Y lo consiguió, con un propulsor da gasoil que aún en nuestros días, en pleno siglo XXI, es uno de los más apreciados y buscados por los expertos, gracias a su excepcionalequilibrado y calidad.
Pero echemos de nuevo la vista atrás, a los inicios. Estamos en el año 1973 y el Ford Fiesta nace con el nombre de proyecto Bobcat. El nombre de “Fiesta” aún no estaba definido, lo que sí estaba claro es que sería un nombre corto (Ford quería un nombre sencillo y fácil de recordar), y se barajaron los siguientes nombres: Amigo, Bambi, Bebe, Bravo, Bolero, Cherie, Tempo, Chico, Fiesta, Forito, Metro, Pony y Sierra. El nombre que más apoyos tenía era “Bravo”, pero fue Henry Ford II en persona quien hizo prevalecer la elección de “Fiesta”.
Y si tan controvertida fue la elección del nombre, no lo fueron menos sus series siguientes, cargadas de confusión respecto a sus años, mecánicas y fechas de producción. Es algo obvio, no obstante, en un modelo que tiene ya tres décadas de existencia (el pasado año fue el 30 aniversario de su aparición).
El Ford Fiesta se lanzó en el año 1976, aunque sus primeras unidades ya aparecieron a finales de 1975. Al principio mencionamos que el Ford Fiesta estaba íntimamente ligado a España, y claramente es así, puesto que fue el primer vehículo que crearía la factoría valenciana de Almusafes, incluso su primer motor (derivado del Ford Kent OHV) se le llamaba “Valencia”. No obstante también se fabricaba en Inglaterra y Alemania.
Tres años después de su lanzamiento, el éxito había sido tal que se llegó al millon de unidades producidas el 9 de enero de 1979. El MK I disponía de una caja de cambios de cuatro velocidades manual, con acabados L, Guia y S además de una versión base, y con motorizaciones de 957 cc., 1.1 y 1.3 litros. En 1980 aparecería la versión más deportiva, el 1.3 Supersport, que casi no tuvo incidencia en el mercado y sirvió como preludio para el agresivo XR2 con motor de 1.6 litros.